
Estos perros chatos son conocidos en China con el nombre de
Lo-sze y, aunque existe la probabilidad de que fueran conocidos en tiempos tan
remotos como en el año 1115 a.C., no existen pruebas de su existencia hasta el
año 663 a.C. El Lo-sze poseía unas características que lo distinguían
claramente de la raza pequinés: su hocico era diferente, la capa era corta y
sus orejas eran pequeñas y en forma de hoja de parra.
Al igual que en muchas otras razas de perros, el origen del
pug no se conoce por completo. Se sabe que es procedente de China, pero todavía
se es debatido si este tiene entre sus parientes más cercanos a perros molosoides
de gran talla o al pekinés, entre otros perros semejantes.
Lo que sí es conocido sobre ellos es que hace siglos estos
perros eran, junto a los pekineses, de los animales favoritos en los monasterios
tibetanos. Probablemente debieron de haber sido llevados a Holanda por comerciantes
holandeses, desde donde posiblemente se habrá difundido esta raza a Francia,
Inglaterra y toda Europa.
Desde su ingreso en Europa y, tiempo después en América, los perros
pug han sido considerados encantadores perros de compañía y dignos perros de
exposición. La fascinación del occidental con esta raza canina ha llegado al
punto de que muchos perros pug han sido protagonistas de películas y series
televisivas.
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